Desde hace años asistimos como ciudadanos a los quehaceres de la clase política, a nivel mundial, estatal o municipal.
Pocas diferencias entre unos y otros. Intereses de partido y personales por encima de los intereses colectivos.
Como ciudadanos, debemos recordar a diario que la soberanía y el poder de una nación, autonomía o localidad reside en nosotros: EL PUEBLO.
Los ciudadanos somos los poderosos dentro de la escala de poder.
La clase política son los gestores de los recursos que generamos los ciudadanos, y siempre tienen una obligación de buena gestión y de servicio público a la ciudadanía.
Asistimos a diario a decisiones políticas carentes de coherencia y de sentido común.
Cada uno de nosotros, tras ser conocedores de dichas decisiones, reflexionamos y comprobamos como encontramos otras soluciones, más optimas nosotros mismos.
Y ese capacidad reside en cada uno de nosotros: la capacidad de tomar decisiones, acertadas, válidas y funcionales.
Porque el ser humano, tiene la capacidad de analizar, valorar y aplicar la toma de decisiones.
Y dentro de esas capacidades, tenemos la capacidad de aplicar LA COHERENCIA Y EL SENTIDO COMÚN.
No es necesario ostentar un cargo político para tomar decisiones coherentes aplicando el sentido común. Sólo es necesario no anteponer intereses ajenos a nuestras capacidades.
Dichos intereses son ordenes de partido que defienden intereses ajenos a la gran mayoría de la ciudadanía. Dichos intereses son beneficios propios por delante de los beneficios comunes. Dichos intereses es la promoción personal o de familiares y amigos dentro del organigrama de la administración o a través de las puertas giratorias.
Por eso, desde COHERENCIA SENTIDO COMÚN apostamos por la gestión de los recursos por parte de gente COHERENTE que aplique el SENTIDO COMÚN.
Por eso desde COHERENCIA SENTIDO COMÚN apostamos porque seamos los ciudadanos sin intereses personales o de partido quienes gestionemos los recursos públicos.