En lo últimos años no paran de enviarnos mensajes sobre la obligación de llevar una vida sostenible, de ser responsables con el medio ambiente, y siempre se olvidan de la importancia de cuidar el planeta, olvidando la importancia del equilibrio y protección de los ecosistemas.
Debemos ser responsables en evitar al máximo contaminar y seguir perjudicando al planeta, de forma individual.
Pero los políticos no deben olvidar que los grandes contaminantes de este planeta no somos los ciudadanos.
Se olvidan de los grandes medios de transporte, las industrias pesadas, las grandes explotaciones animales, la deforestación y el exceso de producción.
Desde hace muchos años vivimos en una vorágine de consumo por encima de nuestras necesidades.
Cada año se adelanta el día en que nuestro querida madre Tierra dice basta, y llega a su limite de producción. Este 2022 ha sido el 28 de Julio.
Hemos entrado en una espiral egoísta con el planeta, por no hablar del egoísmo para con los animales.
¿Es necesaria una producción tan intensiva de carne animal que después es desechada en las grandes superficies y tiendas?
¿ Es necesaria una producción con pesticidas que están acabando con las grande polinizadoras de este planeta, las queridas abejas?
¿ Es necesaria una producción tan intensiva de grano, hortalizas, fruta, en resumen, recursos de la tierra para después ser desechados?
Como personas podemos intentar hacer un cambio personal apostando por un consumo responsable, sostenible, evitando consumir más de lo necesario y sobretodo cuidando el entorno, el planeta, quienes lo habitan.
Pero a la vez, cada uno de nosotros debe exigir a los máximos responsables que cesen en la aplicación de este modelo productivo tan nocivo, y apuesten por una producción dirigida a la creación de aquello que es indispensable, no sólo necesario.